Las compras son una de las formas más simples y accesibles para mejorar el estado de ánimo. Compramos ropa, cosméticos, joyas, revistas, con la esperanza de que esto nos ayude a mejorar la calidad de vida. ¿Cuándo realmente funciona y cuándo es mejor acudir a un psicólogo? Veámoslo juntos.
Terapia de compras: ¿cómo funciona?
Generalmente, las compras habituales se convierten en terapia de compras cuando nos sentimos emocionalmente agotados, cansados o abatidos. En estos momentos, es importante comprar cosas que realmente puedan cambiar tu estado de ánimo.
Cada uno de nosotros tiene su propia lista de cosas que pueden mejorar el ánimo. Sin embargo, según las observaciones, las mujeres suelen preferir comprar ropa, zapatos, accesorios, libros y revistas de moda. Por su parte, los hombres mejoran su estado de ánimo comprando electrónica, alimentos o juegos interactivos.
De este modo, las mujeres buscan cambiar algo en su apariencia o entorno, esperando que esto también cambie su percepción de sí mismas. En cambio, los hombres simplemente buscan distraerse de las circunstancias que les causaron tristeza. Al dejar de pensar en las causas de su mal humor, poco a poco también lo olvidan.
La terapia de compras funciona solo cuando compras cosas que te generan sensaciones agradables. Por ejemplo, si compras una lámpara bonita, sentirás más satisfacción que si compras una lámpara funcional.
Las estadísticas muestran que al comprar cosas estéticamente atractivas, las personas se libran de la depresión mucho más rápido, incluso si eventualmente llegan a arrepentirse de la compra.
Cuando las compras no ayudan
Es importante entender que ir de compras solo ayuda en casos de cansancio o melancolía estacional. Si te preocupa algo más serio, como conflictos internos o interpersonales no resueltos, las compras no serán la solución. No resuelven problemas profundos, no mejoran las relaciones familiares ni enseñan a amarse a uno mismo. Aunque las compras generan un efecto terapéutico, no eliminan la causa del malestar. Además, la terapia de compras puede tener un efecto secundario: la adicción. Las personas que se entregan en exceso a las compras corren el riesgo de endeudarse y terminar aún más tristes.
¿A qué nos referimos? Es importante aprender a analizar tu vida y a escuchar tus sentimientos para distinguir entre el simple aburrimiento y algo más serio.